lunes, 4 de noviembre de 2013

María Pita



Corría el año 1589 e Inglaterra no acababa de salir del asombro causado por la fallida visita de La Grande y Felicísima Armada (comúnmente llamada La Invencible por sus detractores) y el orgullo nacional indicaba que habría que dar una respuesta apropiada a la osadía desplegada por los españoles en aquel lance tan reciente. Para ello, Isabel I de Inglaterra había puesto en pie de guerra una flota gigantesca que con el claro imperativo de atacar primero Santander (donde estaba amarrada una buena parte de la armada española) y más tarde Lisboa, –segunda capital del imperio

Sir Francis Drake, fue el elegido para dirigir tan magno proyecto ..Drake “se desvió” unas trescientas millas de su objetivo primigenio, yendo a dar ni más ni menos que a La Coruña, evitando así un enfrentamiento directo con la armada española y poniendo el acento en el saqueo que era, en esencia, su especialidad.

El 4 de mayo de 1589 las tropas inglesas, habiendo cercado la ciudad de La Coruña, abrieron una brecha en la muralla y comenzaron el asalto de la ciudad vieja, dirigidas por un alférez que, con la bandera de la resistencia en mano, logró subir a la parte más alta de la muralla. María Pita mató al alférez inglés. No se sabe realmente con qué arma se llevó a cabo la muerte del alférez; hay quien dice que con la espada del marido difunto de María Pita; otros que con cuchillos de su negocio personal; otros que con arma de fuego. La tradición dice que este hecho se llevó a cabo al grito de "Quien tenga honra, que me siga" y que esto desmoralizó a la tropa inglesa,  y provocó su retirada.


De los aproximadamente 26.000 soldados embarcados para aquella supuesta acción de castigo contra la península, solo volverían 10.000 de ellos, decrépitos, exhaustos, mal nutridos y con toda laya de enfermedades. Obviamente, aquella chance quedaría  olvidado. Actualmente algunos historiadores han comenzado a poner las cosas en su sitio y a llamarlas por su nombre. La tremenda derrota de la Contraarmada

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