Los bebes al nacer
suelen tener un color de ojos gris azulado debido a que se empiezan a definir
células que están en proceso de maduración. Son las mismas células que
determinarán el color del pelo y de la piel. Entre los 6 y los 8 meses de edad
los bebés ya presentan más definido el color final de sus ojos, aunque la
tonalidad puede cambiar aún en los meses siguientes.
Lo habitual es que en
los primeros días de vida, los ojos de los bebés tengan una tonalidad grisácea
por la inmadurez de los melanocitos que se encargan de la pigmentación del iris.
La maduración de los melanocitos y el estímulo solar generan la melanina que da
color al iris. La evolución a una mayor o menor pigmentación será lo que haga
el color del ojo más o menos oscuro. Aunque existen bebés que nacen con un
color oscuro de iris, esto es lo menos frecuente. En estos casos, el color
definitivo será marrón o negro.
Tras el nacimiento lo
que sucede es que se 'colorea' el iris con la melanina que producen los
melanocitos que se van desarrollando, cuanto más reducida es esta coloración
más claro queda el color del ojo, algo que vendrá marcado por la herencia
genética transmitida por los padres.
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